Turco secuestró avión para darle un mensaje al Papa
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La aeronave, tras ser interceptada por aviones militares italianos y griegos, fue obligada a aterrizar en Brindisi. El ministro de Transportes de Turquía, Binali Yildirim, anunció que el captor no tenía la intención de protestar contra la próxima visita de Benedicto XVI a Turquía.
Un avión de línea turca que se dirigía a Estambul con más de cien pasajeros a bordo fue secuestrado ayer por un turco que según varias fuentes actuó solo, para entregar un mensaje al papa Benedicto XVI, pero el aparato fue obligado a aterrizar en Italia, donde el secuestrador se entregó.
El hombre, Hakan Ekinci, de 30 años, es un desertor del Ejército turco cuya demanda de asilo político fue rechazada por las autoridades albanesas y corría el riesgo de ser detenido a su regreso a Turquía, indicaron fuentes oficiales turcas.
El hombre, que había sido expulsado de Albania y colocado por la fuerza en el avión con destino a Estambul, hizo creer que había a bordo otro secuestrador. Finalmente se entregó a la policía poco después de las 8:00 p.m., dos horas después de que el avión aterrizara en el aeropuerto de Brindisi, en el sur de Italia. Antes de abandonar el avión, los pasajeros fueron examinados minuciosamente por la Policía, que quería asegurarse de que no había ningún cómplice entre ellos.
El avión de Turkish Airlines había despegado de Tirana, Albania, con destino Estambul, Turquía, y fue secuestrado cuando sobrevolaba Grecia. La nave llevaba 107 pasajeros y seis tripulantes, y fue interceptado por cazas griegos y luego por cazas F16 italianos que lo obligaron a aterrizar en Brindisi.
El secuestrador, que no iba armado y no mostraba un comportamiento agresivo, pidió hablar ante la prensa y dirigirle un mensaje al Papa. Rápidamente, el ministro turco de Transportes, Binali Yildirim, anunció que nada indicaba que la intención del secuestro fuera protestar contra la próxima visita del Papa a Turquía entre el 28 y el 30 de noviembre.
Según la cadena de televisión turca NTV, el secuestrador se convirtió al cristianismo en 1998 y es un objetor de conciencia que buscaba el apoyo de Benedicto XVI. También informó que el secuestrador había escrito anteriormente al Papa.
Tras el aterrizaje en Brindisi, se iniciaron negociaciones con el secuestrador desde la torre de control del aeropuerto, mientras que el ministro italiano de Interior, Giuliano Amato, convocó una reunión para seguir la evolución de los hechos.
Todos los pasajeros, entre ellos varios albaneses que viajaban a Arabia Saudita para participar en el Ramadán, el mes sagrado de ayuno musulmán, resultaron ilesos.
El gobernador de Estanbul, Muammer Güler, indicó que Ekinci no había acudido a su cuartel en Estambul tras un permiso de un día en mayo, y que había huido a Albania, donde pidió en vano asilo político. La nacionalidad del secuestrador había hecho creer en un principio que el acto era una forma de protesta contra el próximo viaje de Benedicto XVI en noviembre a Turquía.
La visita del Papa a un país con mayoría musulmana tendrá lugar poco después de la ola de protestas y críticas que suscitaron sus palabras pronunciadas en Alemania, cuando trazó una relación entre el islam y la violencia. Antes del desenlace del secuestro, el Vaticano aseguró que estaba siguiendo los acontecimientos y que esperaba "tener más elementos", según el jefe de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.
La aeronave, tras ser interceptada por aviones militares italianos y griegos, fue obligada a aterrizar en Brindisi. El ministro de Transportes de Turquía, Binali Yildirim, anunció que el captor no tenía la intención de protestar contra la próxima visita de Benedicto XVI a Turquía.
Un avión de línea turca que se dirigía a Estambul con más de cien pasajeros a bordo fue secuestrado ayer por un turco que según varias fuentes actuó solo, para entregar un mensaje al papa Benedicto XVI, pero el aparato fue obligado a aterrizar en Italia, donde el secuestrador se entregó.
El hombre, Hakan Ekinci, de 30 años, es un desertor del Ejército turco cuya demanda de asilo político fue rechazada por las autoridades albanesas y corría el riesgo de ser detenido a su regreso a Turquía, indicaron fuentes oficiales turcas.
El hombre, que había sido expulsado de Albania y colocado por la fuerza en el avión con destino a Estambul, hizo creer que había a bordo otro secuestrador. Finalmente se entregó a la policía poco después de las 8:00 p.m., dos horas después de que el avión aterrizara en el aeropuerto de Brindisi, en el sur de Italia. Antes de abandonar el avión, los pasajeros fueron examinados minuciosamente por la Policía, que quería asegurarse de que no había ningún cómplice entre ellos.
El avión de Turkish Airlines había despegado de Tirana, Albania, con destino Estambul, Turquía, y fue secuestrado cuando sobrevolaba Grecia. La nave llevaba 107 pasajeros y seis tripulantes, y fue interceptado por cazas griegos y luego por cazas F16 italianos que lo obligaron a aterrizar en Brindisi.
El secuestrador, que no iba armado y no mostraba un comportamiento agresivo, pidió hablar ante la prensa y dirigirle un mensaje al Papa. Rápidamente, el ministro turco de Transportes, Binali Yildirim, anunció que nada indicaba que la intención del secuestro fuera protestar contra la próxima visita del Papa a Turquía entre el 28 y el 30 de noviembre.
Según la cadena de televisión turca NTV, el secuestrador se convirtió al cristianismo en 1998 y es un objetor de conciencia que buscaba el apoyo de Benedicto XVI. También informó que el secuestrador había escrito anteriormente al Papa.
Tras el aterrizaje en Brindisi, se iniciaron negociaciones con el secuestrador desde la torre de control del aeropuerto, mientras que el ministro italiano de Interior, Giuliano Amato, convocó una reunión para seguir la evolución de los hechos.
Todos los pasajeros, entre ellos varios albaneses que viajaban a Arabia Saudita para participar en el Ramadán, el mes sagrado de ayuno musulmán, resultaron ilesos.
El gobernador de Estanbul, Muammer Güler, indicó que Ekinci no había acudido a su cuartel en Estambul tras un permiso de un día en mayo, y que había huido a Albania, donde pidió en vano asilo político. La nacionalidad del secuestrador había hecho creer en un principio que el acto era una forma de protesta contra el próximo viaje de Benedicto XVI en noviembre a Turquía.
La visita del Papa a un país con mayoría musulmana tendrá lugar poco después de la ola de protestas y críticas que suscitaron sus palabras pronunciadas en Alemania, cuando trazó una relación entre el islam y la violencia. Antes del desenlace del secuestro, el Vaticano aseguró que estaba siguiendo los acontecimientos y que esperaba "tener más elementos", según el jefe de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.
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